Una breve intreoducción a la historia de los espacios escénicos
La historia de la escenografía es un campo fascinante que empieza probablemente con los primeros rituales realizados en cuevas paleolíticas, en las que las pinturas rupestres quizás tuviesen una función atmosférica y escenográfica. Lo mismo puede decirse de los rituales llevados a cabo en África, extremo oriente o la Latinoamérica precolombina.
Con el auge de la cultura grecolatina aparecen los primeros edificios y construcciones dedicados específicamente a la escenificación de narraciones inventadas, combates o exibiciones de animales. Los templos ya cumplían una función escenográfica, pero se produce una gran revolución con la aparición de los primeros teatros, anfiteatros, coliseos o circos.
La evolución continúa a lo largo del medievo y hasta el siglo XIX, incluyendo renovaciones como las representaciones en iglesias y catedrales,el teatro isabelino, el italiano, las corralas españolas, el teatro del No y el Kabuki en Japón...
Con la llegada de la Ópera moderna y la electrificación de las ciudades (permitiendo el uso de luz artificial) se produce una revolución cultural y tecnológica que será coetánea a las vanguardias, que hará que escenógrafos como Gordon Craig, Appia, Meyerhold, El Lissitzky o Schlemmer en la Bauhaus se replanteasen el papel del escenario como mediador entre el espacio ficticio de lo representado y el espacio físico del espectador. Dramaturgos como Brecht o Artaud reflexionan sobre la cuarta pared, el espacio focal, la participación del público o incluso la improvisación. Estas ideas vanguardistas e innovadoras tendrán gran eco en la danza, el cine, los espectáculos deportivos o musicales o el teatro experimental.
En el mundo del cine hay numerosos casos de películas en las que la escenografía y el diseño espacial resultan de crucial importancia, hasta el punto de poder ser considerados como elementos narrativos y dramáticos fundamentales, o incluso como un personaje más.
Por desgracia dicho auge de la escenografía tendrá su influencia funesta sobre los totalitarismos, que recurrían a representaciones políticas épicas y teatralizadas ideadas para epatar a los ciudadanos.
Dichas estrategias se mantienen en la propaganda política actual
